sábado, 26 de mayo de 2012

Insignificantes otra vez


Sí, lo sé. Sé que no es amor. Sé que es algo mucho más fuerte. Una enfermedad. Lo sé, y te comprendo.


La quieres tanto que hasta duele, ¿verdad? Adoras sus manos, sus gestos, sus pechos, su pelo...
Te da miedo mirarla a los ojos. Unos ojos negros y muy grandes, que te hipnotizan y te consumen, como dos enormes agujeros negros. Y tú, que eres un debilucho, dejas que te traguen y te pierdes en un laberinto sin salida.
Su boca es tu debilidad. Te encantan las palabras que salen de ella, y adoras la sonrisa que esboza, y cuando habla; tú miras sus labios e imaginas todas las formas posibles de sellar en ellos los tuyos.


Su sola presencia hace que tu pulso se acelere. Ella es tu droga preferida. Sientes como si estuvieras flotando. Te sientes tan insignificante... Y en ese momento deseas que todo se pare. El oxígeno ya no te hace falta porque la respiras a ella, y el universo queda reducido únicamente al espacio que os separa.
Es curioso, porque sabes que para ella no eres Nada. Pero te da igual. Tú te contentas con contemplarla y agradecer a un Dios en el que no crees que te deje hacerlo.

Sé que deseas acariciarla. Abrazarla. Besarla. Morderla. Follártela...

Y no lloras, pero te gustaría. Porque no sabes vivir sin ella. Te asfixias. Quieres que sea tuya. Lo necesitas. A veces piensas tanto en ella que te asustas. Pero a pesar de ello, continúas sonriendo. Sonríes, porque tu dolor no es nada comparado con lo que sientes cuando la miras.
Sé que darías la vida por ella si no tuvieras tanto miedo a la muerte. Que destruirías el mundo si te lo pidiera...

Te mueres por tenerla contigo. Oler su perfume. Beber de su jugo. Comértela viva.

Sé que lo es todo para ti. Lo sé, y lo siento.

"I'd cut your name in my heart..."




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