viernes, 4 de enero de 2013

Una polla disfrazada de consolador

 Son las 7 de la mañana, todo el mundo está yendo a trabajar mientras tú deambulas por las calles. Llegas a casa, te miras en el espejo y te preguntas: "¿Por qué soy así? Me prometí a mí mismo que no lo volvería a hacer y aquí estoy de nuevo".
 Te sientes marginado, aislado del planeta. El resto del mundo está viviendo; compartiendo su vida con alguien, tratando de lograr sus sueños o haciendo su trabajo mientras tú estás decadente y defraudándote a ti mismo.
 No eres feliz.
 Te miras a ti mismo y piensas: "Te odio, ya no te aguanto más".


Staring back from the mirror's face
that you don't recognise.
It's a loser, a sinner,
a cock in a dildo's disguise.
Brian Molko. 





sábado, 13 de octubre de 2012

No te detengas

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis. 
Nos derriba. Nos lastima.
Nos enseña.
Nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar, 
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio horrible.
No te resignes.
Huye.

"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso, transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener toda la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro,
encáralo sin miedo y con orgullo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron,
de nuestros 'poetas muertos',
te ayudan a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los 'poetas vivos'.
No permitas que la vida te pase
sin vivirla.

Walt Whitman

jueves, 14 de junio de 2012

The Death of Nancy Boy (I)

Se miraron.

Hacía mucho tiempo que sus miradas no coincidían. Pero, tal vez por azar o tal vez porque había llegado su momento; allí estaban, mirándose fijamente.
Sus ojos mantuvieron una breve pero intensa conversación. Él la miraba con mucho temor, casi pidiendo clemencia. La mirada de Ella, en cambio, desbordaba una mezcla de odio y superioridad; clavándose en las enormes pupilas de Él, como alfileres envenenados.

Él, sabedor de que estaba a punto de morir, se armó con el poco valor que le quedaba y se acercó a la que era su amada.
Cuando apenas les separaban unos centímetros, Él se inclinó sobre el oído de Ella con la intención de susurrarle algo; pero antes de que pudiera articular palabra, Ella esbozó una media sonrisa irónica. Y fue esa sonrisa, junto con el afilado filo de un puñal clavado en su estómago, lo que le mató.
Cayó al suelo, nublándosele la vista, mientras Ella se alejaba triunfante.

Se incorporó al cabo de unos minutos, aún dolorido, y se extrajo el puñal. Ya notaba cómo la muerte iba avanzando por cada una de sus células, una sensación que no era la primera vez que experimentaba.
- Voy a morir - pensó vagamente. - Otra vez.
Su primer impulso fue el de buscar con la mirada a la que había sido su asesina. En realidad no la guardaba rencor por lo sucedido. Al contrario. Su asesinato solo hacía que la amara más y más...
Pero no la encontró. Sus labios rojos carmesí y sus ojos negros como el carbón se habían marchado, dispuestos a localizar nuevas víctimas. Para Ella, Él solo era un cuerpo sin vida. Uno más.
Él derramó un par de lágrimas, que se diluyeron en el charco de sangre que se había formado en el suelo.
Lloró, porque estaba muerto.
Lloró, porque el vacío que sentía era mucho mayor que la herida de su estómago.
Lloró, porque Ella era su muerte. Y Él la amaba.

Anduvo por las solitarias y frías calles de Madrid durante horas, con los ojos clavados en el suelo y la mente en blanco. Los pocos transeúntes con los que se cruzó le miraron con más pena que otra cosa.
Su piel fue empalideciendo. La sangre dejó de emanar de su cuerpo, aunque la hemorragia siguió abierta. Y seguiría abierta mucho tiempo.
Pero Él no sentía absolutamente nada. Era un alma errante. Sin dirección. A la deriva...

Tras varias horas de soledad, decidió volver a casa. Su cuerpo era ya un cadáver, aunque no tenía peor aspecto del que presentaba habitualmente.
- Mamá, papá, me han matado. - dijo.
Sus padres solo le dedicaron una mirada de indiferencia. Ya estaban acostumbrados a que su hijo apareciera muerto. Él suspiró, y encaminó las escaleras rumbo a su habitación.

Una vez allí, decidió ponerse a escribir.

Y 'The Death of Nancy Boy' le pareció un buen título.

sábado, 26 de mayo de 2012

Insignificantes otra vez


Sí, lo sé. Sé que no es amor. Sé que es algo mucho más fuerte. Una enfermedad. Lo sé, y te comprendo.


La quieres tanto que hasta duele, ¿verdad? Adoras sus manos, sus gestos, sus pechos, su pelo...
Te da miedo mirarla a los ojos. Unos ojos negros y muy grandes, que te hipnotizan y te consumen, como dos enormes agujeros negros. Y tú, que eres un debilucho, dejas que te traguen y te pierdes en un laberinto sin salida.
Su boca es tu debilidad. Te encantan las palabras que salen de ella, y adoras la sonrisa que esboza, y cuando habla; tú miras sus labios e imaginas todas las formas posibles de sellar en ellos los tuyos.


Su sola presencia hace que tu pulso se acelere. Ella es tu droga preferida. Sientes como si estuvieras flotando. Te sientes tan insignificante... Y en ese momento deseas que todo se pare. El oxígeno ya no te hace falta porque la respiras a ella, y el universo queda reducido únicamente al espacio que os separa.
Es curioso, porque sabes que para ella no eres Nada. Pero te da igual. Tú te contentas con contemplarla y agradecer a un Dios en el que no crees que te deje hacerlo.

Sé que deseas acariciarla. Abrazarla. Besarla. Morderla. Follártela...

Y no lloras, pero te gustaría. Porque no sabes vivir sin ella. Te asfixias. Quieres que sea tuya. Lo necesitas. A veces piensas tanto en ella que te asustas. Pero a pesar de ello, continúas sonriendo. Sonríes, porque tu dolor no es nada comparado con lo que sientes cuando la miras.
Sé que darías la vida por ella si no tuvieras tanto miedo a la muerte. Que destruirías el mundo si te lo pidiera...

Te mueres por tenerla contigo. Oler su perfume. Beber de su jugo. Comértela viva.

Sé que lo es todo para ti. Lo sé, y lo siento.

"I'd cut your name in my heart..."




domingo, 6 de mayo de 2012

El bosque

Abrió los ojos.

La lluvia mojaba su cara. Permaneció en el suelo, mirando a su alrededor para tratar de ubicarse. Parecía estar en medio de un bosque en el que no había estado nunca. Trató de recordar cómo había podido llegar hasta allí, pero buscando en su memoria solo encontró oscuridad.
Superada la conmoción inicial, decidió incorporarse, no sin esfuerzo. Tenía un terrible dolor de cabeza y el cuerpo lleno de cortes. Su camiseta estaba manchada de sangre, ya seca. Aquel bosque habría sido un lugar precioso si se lo hubiera encontrado en otra situación. Los árboles se extendían más allá de donde llegaba la vista. Se elevaban varios metros sobre su cabeza y la copa apenas dejaba ver el cielo gris.
Insignificante ante tal magnificencia natural, comenzó a buscar una vía de escape.

Caminó por el bosque acompañado tan solo del sonido de sus pisadas y de su respiración entrecortada. Intentó hallar una salida, pero aquel lugar parecía no tener fin. Estaba perdido en un inmenso laberinto.
Anduvo durante horas. La lluvia remitió y la noche cayó sobre aquel inhóspito lugar, quedando la tenue luz de la luna como su única guía. A medida que avanzaba, su desesperación y su paranoia fueron aumentando. Sentía la mirada del bosque clavada en su nuca; observándole. Sentía como si aquella familia de árboles supiera que había un intruso y quisiera deshacerse de él. El pánico le fue invadiendo. Sus pasos se convirtieron en zancadas y corrió todo cuanto pudo para tratar de librarse de esa siniestra presencia.
Fue entonces cuando vio un claro en el bosque, y en él, una pequeña casa de madera. Se dirigió hacia ella con la intención de pedir ayuda. Llamó a la puerta, pero nadie salió a abrirle. Giró el pomo. Estaba abierta.

Entró. La casa era de un solo cuarto. Una vieja cama, una mesa y una silla era todo el mobiliario de aquella estancia. Sin embargo, en las paredes colgaban siniestros retratos de gente con una horrible mirada. Todos los retratos parecían haber sido tomados en ese mismo bosque. Los ojos de aquellas personas se clavaban en los suyos. Mirara donde mirara, encontraba un rostro que le observaba. Las miradas punzantes de aquellos cuadros eran insoportables.
Decidió entonces meterse rápido en la cama. Apretó los párpados lo más fuerte que pudo y trató de convencerse a sí mismo de que solo eran viejas pinturas. Pero aquellos ojos atroces le perseguían. Todavía  notaba su presencia; cada vez más cerca, cada vez más intensa. Cada vez más.
El cansancio físico y su autoconvencimiento hicieron que se acabara durmiendo.

Se despertó con los primeros rayos de sol. Abrió los ojos, aún con el miedo de encontrarse con los cuadros de aquellas tétricas personas. Quiso comprobar si los retratos seguían siendo igual de siniestros a la luz del día. Pero en aquella casa no había ni un solo retrato. Tan solo muchas ventanas al exterior.


"There is no running that can hide you. 'Cause I can see in the dark." 
 
 

domingo, 22 de abril de 2012

Fade Out

"Street Spirit es nuestra canción más pura, pero no la escribí yo. Se escribió sola. Nosotros éramos simples mensajeros; sus catalizadores biológicos. Su núcleo sigue siendo un completo misterio para mí. No volvería a intentar escribir una cosa... así, carente de toda esperanza. Todas nuestras canciones más tristes tienen en algún lugar un atisbo de firmeza, pero Street Spirit no. Es un túnel oscuro sin luz al final. Representa una emoción tan trágica, tan dolorosa, que el sonido de esa melodía es su única definición.
Cada uno de nosotros tenemos una manera distinta de entender esta canción... Se llama indiferencia. Especialmente yo. Yo separo mi radar emocional de esta canción. Si no, no podría tocarla. Me rompería en el escenario. En mil pedazos. Estallaría...
Nuestros fans son más valientes que yo al dejar que la canción les penetre. O quizá no se dan cuenta de lo que están escuchando. No se dan cuenta de que Street Spirit consiste en mirar al puto diablo a los ojos y saber que, hagas lo que hagas, él siempre reirá el último. En todos los casos. Sin excepción...
Me vacía y me sacude. Y duele como el infierno cada vez que la toco, mirando cómo miles de personas se ríen y sonríen, ajenos a la tragedia de su significado, como cuando tienes que sacrificar a tu perro y va moviendo el rabo de camino al matadero. Eso es lo que parecen, y me rompe el corazón. Ojalá esta canción no nos hubiera elegido como sus catalizadores. Y no reclamo su autoría, pide demasiado.
Yo no la escribí."
Thom Yorke.


'Cracked eggs. dead birds. Scream as they fight for life.'

viernes, 13 de abril de 2012

Yo... pasaba por aquí.


Hola, ¿se puede? ¿Sí? Gracias.

¿Que por qué hago esto? Es todo un misterio, también para mí. Tal vez solo quiera suicidar matar el tiempo. Tal vez sea un intento más de salir a flote, tomar una bocanada de humanidad y volver a sumergirme en esta farsa.
Tal vez no quiera ver que ya no puedo respirar. Que mis pulmones ahora solo toleran el humo.

Quizá lo que pretenda sea contagiarte con mi insignificancia. Que cada una de mis palabras penetren en lo más profundo de tu cerebro y eclosionen; esparciéndose por cada rincón de tus tejidos e infectando hasta el último centímetro de tu existencia.
Quizá sea un virus. Quizá sea un hacker. Quizá deberías dejar de leer...

No te hagas ilusiones.
No esperes excelencia. 
No quieras que te comprenda.
No te voy a hacer reír, ni te voy a hacer llorar. 
No te voy a dar respuestas, porque no quieres oírlas. 

'See you at the bitter end...'